Publicado em 11/03/2022 - 08:04 / Clipado em 14/03/2022 - 08:04
Igualdad de género y el papel de las universidades – 11/03/2022 – Sou Ciência / Brasil
En la semana del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, destacamos la contribución de las universidades a la promoción de la igualdad de género, objetivo fundamental en la construcción de un mejor presente y futuro.
Si por un lado las mujeres han conquistado cada vez más espacio en diversas actividades económicas, en la producción de ciencia, tecnología e innovación, y fortalecido su formación profesional y académica, por otro lado, estos cambios no necesariamente han repercutido en la altos cargos de mando de empresas y universidades. Las carreras de profesionales, investigadores y académicos suelen ser más cortas y con menor remuneración, debido a la conciliación que deben realizar entre las exigencias de su trabajo y las de la vida privada, donde, lamentablemente, la igualdad de género aún no se impone.
Es interesante notar que, en los últimos 3 años, el Times Higher Education (THE), una revista inglesa líder en el campo de la educación, ha desarrollado un ranking que utiliza los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU) como parámetros para medir la calidad de las universidades. Este nuevo método, fundamental para medir la calidad de las instituciones, incluía un indicador de igualdad de género.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fue aprobada en 2015 y su objetivo principal es promover la sostenibilidad económica, social y ambiental en todo el mundo. Para ello, la agenda valora y fomenta el involucramiento de todos los sectores sociales para el logro de los ODS, con énfasis en el desempeño de las instituciones de educación superior.
A través de sus actividades de docencia, investigación y extensión, que permiten el intercambio de conocimientos e innovación con la sociedad, las universidades se han convertido en fundamentales en la implementación de objetivos sostenibles. Sobre todo, promover la reducción de las desigualdades, el derecho a la educación y la salud de calidad, a las ciudades y la ciudadanía, a la inclusión, la igualdad racial y de género y otros derechos.
Con respecto a la igualdad de género, específicamente, la metodología THE incluyó encuestas sobre la producción de investigaciones que abordan el tema, las políticas institucionales que promueven esta igualdad, el compromiso con la contratación y promoción profesional de las mujeres, la proporción de estudiantes del género femenino, la proporción de mujeres que ocupan puestos de mando, entre otros elementos.
Los datos de 2021, referentes a la tercera edición del ranking, muestran que el camino aún es largo. Solo cinco universidades sudamericanas se ubicaron entre las 100 mejores en el indicador de igualdad de género (ODS número 5). Ellos son: la Pontificia Universidad Católica de Chile (lugar 83), la Universidad Andrés Bello – Chile (lugar 86), la Universidad Federal de São Paulo – Brasil (lugar 89), la Universidad del Desarrollo – Chile (lugar 92) y la Universidad Estatal de Londrina – Brasil (94° lugar).
Con respecto a Brasil, también hay mucho por avanzar en este sentido. Un ejemplo de ello es el bajísimo número de mujeres que ocupan altos cargos (rectora y vicerrectora). Actualmente, de las 68 universidades federales, solo 12 de ellas (18%) cuentan con mujeres en la alta dirección y pocas con mayoría de mujeres en la máxima jerarquía administrativa (por ejemplo, prorrectoras y directoras). En las universidades estaduales de São Paulo, actualmente tenemos 3 vicepresidentes que actualmente ocupan estos altos cargos, pero solo la USP ha tenido una mujer decana en sus casi 90 años de historia.
Y son muchos los desafíos que enfrentan los decanos brasileños, especialmente en las grandes universidades. Además de cuestiones presupuestarias y choques ideológicos, no es raro denunciar situaciones de vergüenza o intimidación por el hecho de ser mujer. Ni hablar de la duda que parece permanente sobre la capacidad de gobernar una universidad con miles de personas y millones de reales. Sin embargo, lo que hemos visto es que la gestión de la mujer ha sido muy exitosa, con transparencia, fuerte implicación en la multiplicidad de tareas, siempre con inteligencia y, la mayoría de las veces, con mucha empatía.
Actualmente, las mujeres representan el 54% del sistema nacional de ciencia y tecnología. Como se mencionó en un artículo anterior, solo un pequeño número asume posiciones de liderazgo. Cuanto más altos son los rangos, menos mujeres se ven. Este es un debate que debemos continuar e intensificar. Construir caminos para que las mujeres puedan realmente ocupar su lugar no solo en las universidades, sino donde quieran. En este sentido, la Agenda 2030 nos hace buscar acciones y políticas que apunten, entre otros factores, a la igualdad de género. Así, una innovación como la que vemos en un ranking universitario como THE ciertamente contribuye a inducir y valorar cambios de comportamiento en nuestras instituciones.
Dentro del aula y en la investigación, las mujeres también enfrentan múltiples dificultades. Y corresponde a las universidades pensar en estrategias que puedan acoger a niñas y mujeres madres, por ejemplo, así como fomentar la participación plena de las mujeres en la ciencia. Deben implementarse todas las estrategias que estimulen las políticas y aseguren que nuestro trabajo no solo sea técnico, sino que también incluya el aspecto social e inclusivo, que favorezca la paridad de género en el trabajo académico y en la gestión universitaria.
Durante todo el mes de marzo seguiremos discutiendo el tema de género y el rol de las instituciones de educación superior. Para eso, SoU_Ciência realizará algunas actividades, la primera de las cuales será un debate virtual que se realizará el día 16/03, a las 18 h, donde los decanos de varias universidades contarán sus historias y desafíos.
Es necesario seguir cambiando el escenario de la desigualdad y esto será posible a través de una conversación clara sobre el tema, así como de políticas públicas que permitan un cambio de paradigma.
Las universidades pueden y deben dar un paso importante, poniéndose como ejemplo a seguir, superando ésta y otras desigualdades, contribuyendo así al desarrollo de sociedades justas, democráticas e igualitarias.
Fuente: UOL
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